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Quien desea vender su inmueble a través de un agente inmobiliario, le encarga un mandato y celebra un contrato legalmente válido. Sin embargo, casi nadie se preocupa por los fundamentos jurídicos como posible comprador. ¿Sabía que ya está celebrando un contrato cuando solicita un informe sobre una propiedad o una cita para visitarla?

La situación actual está cambiando muchas cosas, especialmente en el sector inmobiliario. Las formas habituales de intermediación inmobiliaria ya no funcionan. Publicar un anuncio e invitar a particulares a tu casa puede suponer un riesgo que ni tú ni los demás queréis correr.

Viejos contra nuevos: ¿cuál es la mejor manera de proceder? A primera vista, «cambiar» una propiedad antigua por una nueva parece una decisión sencilla. Sin embargo, ya a la hora de elegir el procedimiento adecuado hay que tomar una decisión que tendrá un impacto significativo en todos los pasos posteriores. Le explicamos lo que debe tener en cuenta.

El precio al que se vende un inmueble depende principalmente de dos factores: 1. el valor real del inmueble y 2. la capacidad de imponer este precio en la negociación con los interesados en la compra. A los vendedores particulares de inmuebles les suele resultar difícil encontrar la estrategia adecuada. ¿Qué es mejor: fijar un precio alto para tener más margen de negociación? ¿O fijar un precio más bajo y esperar que los interesados lo superen? Le mostramos lo que debe tener en cuenta.

Hay muchas otras razones por las que alguien querría vender su propiedad de la forma más discreta y silenciosa posible. La sola idea de exponer su vivienda con la dirección y los datos de contacto en portales inmobiliarios provoca incomodidad en muchas personas, ya que, al fin y al cabo, cualquiera puede echar un vistazo cómodamente a su intimidad a través de Internet. Entonces, ¿cómo se puede proceder?

Cuando vendes una propiedad, a menudo es solo cuestión de tiempo que los vecinos, amigos, familiares o conocidos se pongan en contacto contigo para mostrar su interés en comprarla. «Genial, la venta será más rápida y fácil de lo esperado», pensarás en un primer momento. Sin embargo, muy pocos vendedores son conscientes de que hay mucho dinero en juego y de que, al final, pueden surgir problemas inesperados. Le explicamos cómo debe responder a la primera oferta de un «conocido».

Debido a la alta demanda del mercado, muchos propietarios creen que no necesitan mucha documentación para vender su inmueble. Basta con poner un cartel amarillo en la farola y publicar un anuncio online con una foto del jardín. Al fin y al cabo, elaborar un informe de venta de alta calidad requiere mucho esfuerzo. Hay que redactar textos, hacer fotos, diseñar las páginas y, por supuesto, reunir toda la documentación importante. Por eso, los vendedores particulares suelen saltarse este paso. Esto puede tener consecuencias desagradables que afectan negativamente al tiempo de venta y al precio de venta, e incluso pueden tener consecuencias legales.

Una casita o un piso ofrecen la oportunidad perfecta para asegurarse una jubilación tranquila, ya sea para vivir allí más adelante o para disfrutar de una buena vida con los ingresos generados. Para que el plan de vida salga exactamente como se espera, no solo se necesitan conocimientos inmobiliarios, sino también una buena dosis de conocimiento de las personas. Sin embargo, quien se fía exclusivamente de su instinto puede acabar muy decepcionado si el inquilino, que a primera vista parecía tan simpático, resulta ser una carga.

La vivienda propia es el sueño de toda una vida para muchas personas. Sin embargo, este sueño también conlleva gastos: hay que pagar la hipoteca y realizar reformas y reparaciones periódicas. Muchos propietarios no quieren seguir asumiendo esta responsabilidad en la vejez. Otros acontecimientos de la vida, como un divorcio, también plantean retos a los propietarios sobre qué hacer con una propiedad que ya no pueden mantener por motivos económicos. Pero, ¿es la venta de la propiedad la única opción en una situación así?